La inversión de la pirámide demográfica ¿Crisis u oportunidad?
La productividad y consumo en una economía están relacionadas, entre otras variables, con las actividades a las que se dedican aquellas personas que están en edad apta para trabajar, las cuales con sus negocios, ejercicio profesional o mano de obra, se encargan de dar vida a las transacciones de bienes y servicios que generan el desarrollo y satisfacción de necesidades.
Académicos han señalado que “de los 24 a los 57 años de edad lo que produce en promedio una persona supera a lo que consume. (…) Antes y después de estas edades ocurre lo contrario” (La Nación 11/01/2008).
Cuando la población productiva es mayor que la dependiente surge el llamado “bono demográfico”, que según el último Estado de La Nación está finalizando en nuestro país, lo que “hará cada vez más difícil lograr crecimiento económico sin mejorar la productividad.”
De no enfrentarse esta realidad quedarán comprometidos, en el mediano y largo plazo, el funcionamiento básico de los servicios de salud (CCSS + pensiones) y educación en nuestra sociedad, sin mencionar otros, como infraestructura.
En nuestro país el aumento de la esperanza de vida ha hecho que los adultos mayores de 65 años pasaran de ser el 4% de la población en 1965, al 6% en 2008, y se espera que sean el 21% en 2050 (Estado de La Nación, 2008). Mientras tanto “la población de diez años o menos decrecerá hasta en un 22%, y el crecimiento de la población de treintañeros será apenas del 23%” (La Nación 06/01/2012). Se está invirtiendo la pirámide demográfica.
Entre más envejece una población presenta menos natalidad. Basta con mirar a las parejas jóvenes que postergan la maternidad e inclusive la excluyen de su proyecto de vida, lo que resta posibilidad de extender el bono demográfico.
Entonces ¿Qué podemos hacer?
Con las dificultades políticas nuestras autoridades no están desarrollando planes a mediano o largo plazo. Siguen asediando con un modelo de educación subversiva, que insiste en la formación en letras y otros campos del conocimiento cuyos espacios económicos nacionales e internacionales son reducidos, no tenemos ninguna de nuestras universidades dentro del Ranking de las mejores 200 del mundo, ni nuestros estudiantes sacan las mejores notas en las pruebas PISA, ni tenemos la enseñanza del inglés como obligatoria desde el kinder, no hay una interacción pragmática entre el sector productivo y las universidades-escuelas-colegios, ni hemos estado claros como sociedad que labores estratégicas vamos a llevar a cabo para que nuestros hijos y nietos “ganen más de $3000 al mes”.
Esa ruta nos impedirá ganar ese lugar de impacto global con nuestros graduados universitarios en próximas generaciones, y el panorama ante la “inversión de la pirámide demográfica” es sombrío, seguiremos siendo testigos de casos de excepción y no de norma.
Pero en Costa Rica Azul insistimos en un cambio de paradigma a favor de la educación que beneficie la ingeniería, la industria, los servicios, la salud, la innovación, la creatividad; matemática, ciencia y economía del conocimiento, del valor agregado; permitiendo así que los jóvenes lleguen a recibirse como profesionales emprendedores, prósperos y exitosos, en campos que están en crecimiento, de alta demanda, donde puedan realizar un aporte significativo y bien remunerado, generando bienestar social con su contribución al sistema (+ impuestos + cuotas obrero patronales + renta) mientras prosperan al lado de sus familias (+ prosperidad + realización ).
El aprendizaje de artes y letras es importante pero debe ser equilibrado con el descuidado aprendizaje tecnológico, para esto se necesita una instrucción elemental que elimine los temores a las ciencias aplicadas, donde los niños y niñas puedan crecer motivados en que sus invenciones serán de utilidad a Costa Rica y al mundo.
La prosperidad para TODA nuestra población debe ser el norte de nuestros programas de educación, y esto no es posible lograrlo con el modelo actual que responde a necesidades de una Costa Rica del pasado.
La educación de calidad con sentido económico debe ser la columna vertebral de nuestro país y su mejora no puede postergarse, sólo así tendríamos la posibilidad de “sumarle vida a los años” en esta la zona azul más grande del mundo.
[…] Rica tiene mucho qué ofrecer al mundo pero tenemos elementos demográficos e internacionales en contra. Si aprovechamos bien los años que aún nos permiten margen de […]
Esto es algo preocupante, aunque de momento son muy pocos los que están
realmente alarmados ante esta realidad…Costa Rica se está convirtiendo
en una nación de “Viejos” (en el buen sentido de la palabra). Y lo peor
es que nos estamos volviendo “viejos” en medio de una sociedad que no
ha aprendido a apreciar el valor de la experiencia y solidez que solo se
adquiere con el transcurrir de los años. Por eso nos encontramos con un
mercado laboral que no esta anuente a dar oportunidades ocupacionales a
personas que superen los 40 años de edad. Los cuales además del
conocimiento en diferentes disciplinas, acumulan una cantidad de “horas
de vuelo” que hacen más seguro y confiable el desempeño profesional.
Esto sin tomar en consideración que en la gran mayoría de los casos ya
no están pendientes de la crianza de niños pequeños y que los hijos que
puedan tener, por lo general ya son independientes y hasta
autosuficientes, por lo que no se convierten en distractores ni
bloqueadores de la gestión laboral.
El problema es que conforme pasen
los años todos empezaran a “tirarse La bola” de una problemática ante
la cual no se está reaccionando a tiempo, y que de no salir de ese
conformismo demográfico puede terminar con la curva de desarrollo que
hemos logrado alcanzar. Esa curva que de alguna manera forzaron aquellos
antepasados nuestros que cargados de hijos, con familias muy numerosas,
no encontraron mas solución que volver productivos a todos sus
“retoños” para poder subsistir y heredar algo a las generaciones que les
sucedieran.